Así son las pinceladas que a lo largo del libro van dibujando el perfil del «mutante» alessandrino. Así son los Barbariccos:
«Tal vez […] una nueva especie que tiene branquias […] y que ha decidido vivir bajo el agua.

Llegan de todas partes. […] Buscan el camino más corto y más rápido para el placer, incluso a costa de perder por el camino elementos importantes del gesto […] como si la idea de belleza fuera sustituida por la de espectacularidad; es como si se privilegiara la técnica frente a la inspiración, el efecto frente a la verdad.

En sus consignas se escucha el suave diktat del Imperio [norteamericano].

Tienden a leer únicamente los libros cuyas instrucciones de uso se hallan en lugares que NO son libros. […] que se han generado en el cine, han pasado por una cancioncita, han desembarcado en televisión y se han difundido en Internet. El libro en sí mismo no es un valor: el valor es la secuencia […] un libro que sea fácil de «traducir al lenguaje televisivo», eso es lo importante.

La experiencia para ellos, es algo que tiene la forma de sirga, de secuencia, de trayectoria: supone un movimiento que encadena puntos diferentes en el espacio de lo real […] Adquirir una experiencia de las cosas se convierte en pasar por ellas justo el tiempo necesario para obtener de ellas un impulso […] lejos del fondo[…]. Gestos en los que sea rápido entrar y fácil salir. […] No se mueven en dirección a una meta porque la meta es el movimiento. […] Sus trayectorias nacen por azar y se extinguen por cansancio: no buscan la experiencia, lo son.

Jugando con la game boy, come una tortilla, llama por teléfono a su abuela, sigue los dibujos en la televisión, acaricia al perro con un pie y silba la melodía de Vodafone.[….] Hace los deberes mientras chatea en el ordenador, escucha el iPod, manda sus sms, busca en Google la dirección de una pizzería y juguetea con una pelotita de goma. […] Habitar cuantas zonas sea posible con una atención bastante baja es lo que ellos, evidentemente, entienden por experiencia […]: no es una forma de vaciar de contenido muchos gestos que serían importantes: es un modo de hacer de ellos uno solo., muy importante.

Los bárbaros sacrifican incluso el barrio más alto, noble y hermoso, a favor de una dinamización de sentido: vacían el tabernáculo con tal de que corra el aire. Tienen una buena razón para hacerlo: es el aire que ellos respiran.

Si había un lugar, […] más elevado, noble y profundo, el bárbaro acaba vaciándolo. [..] Es justo ahí donde se encuentra el rasgo potencialmente más fascinante […] El bárbaro no pierde el alma por azar, o por ligereza, o por un error de cálculo, o por una simple miseria intelectual: es que está intentando prescindir de ella. […] Si a un bárbaro le preguntáis qué se ha hecho del alma, no comprende la pregunta. […] ¿Qué hay en el alma que les asusta, que les repele, como si en vez de un lugar de vida fuera un lugar de muerte? […] El acceso al sentido profundo de las cosas presuponía esfuerzo: tiempo, erudición, paciencia, aplicación, voluntad. […] ir al fondo, excavando en la superficie pétrea del mundo.[…] Como nos enseña la música clásica, sin esfuerzo no hay premio, y sin profundidad no hay alma. […] pero el hecho es que a estas alturas la desproporción entre el nivel de profundidad que hay que alcanzar y la cantidad de sentido que puede obtenerse se ha vuelto clamorosamente absurda.

En la escuela […] necesitan sentido, el simple sentido de la vida, e incluso están dispuestos a admitir que Dante, pongamos, podría proporcionárselo: pero si el camino que tienen que hacer es tan largo, y tan cansado, y resulta tan poco acorde en relación con sus aptitudes, ¿quién les asegura que no van a morir por el camino, sin llegar nunca a la meta, víctimas de una presunción que es nuestra, no suya? ¿Por qué no han de buscarse un sistema para encontrar oxígeno antes y de un modo que concuerde mejor con su manera de ser? […] ¿no sería justo reivindicar un tipo de esfuerzo que fuera placentero…? […] Así es como los bárbaros se han inventado al hombre horizontal. [Para] el surfista [que también se esfuerza, pero le gusta] es un esfuerzo fácil. […] Con un empeño que resulta admirable, el bárbaro ha dejado de creer que el camino para el sentido pasa por el esfuerzo, y que la sangre del mundo discurre en profundidades donde tan sólo un duro trabajo de excavación podría alcanzarla.

Busca la cresta de la ola para poder surfear de maravilla. […] en la espectacularidad […] porque sabe que ahí disminuye el riesgo de detenerse. Dicen: porque ahí disminuye el riesgo de pensar, ésa es la verdad. Sí y no. El bárbaro piensa menos, pero piensa en redes indudablemente más extensas. Efectúa en horizontal el camino que nosotros estamos habituados a imaginar en vertical. Piensa el sentido, igual que nosotros, pero a su manera.

Le es casi imposible acceder a hechos que no sean […] espectaculares. […] Cuando la civilización critica […] el rasgo servil, dopado, fácil, […] está diciendo algo verdadero […] pero para lo lógica bárbara no es un defecto.

Los bárbaros tienen escaso aprecio por la historia [Para ellos] el pasado, […] es pasado. […] El pasado está en la mente de los bárbaros como las cosas viejas o antiguas están en los cómics o en las películas de ciencia ficción. […] El pasado es un vertedero en ruinas. […] Los bárbaros trabajan con esquirlas del pasado transformadas en sistemas de paso. […] el pasado es lo que, del pasado, sale a la superficie y entra en la red … lo que ya no existe…. La columna griega, el monóculo, el colt y la reliquia medieval están situados en una única línea, y apilados en el mismo vertedero. […] El pasado es útil sólo cuando y donde puede convertirse, de inmediato, en presente. Cuando uno puede consumirlo, comerlo, transformarlo en vida. […] Probablemente será verdad que el asado es más bueno que la hamburguesa: pero yo tengo hambre aquí y ahora […] de manera que aquí me quedo […] me como mi hamburguesa […] en diez minutos… y así salgo de nuevo a la calle y ya no tengo hambre, y el mundo está ahí para ser atravesado. […] Donde nosotros veíamos el nido sagrado de lo auténtico, […] ellos ven la caverna de una prehistoria en la que el mundo es poco más que una promesa.

La barbarie es una especie de ideología por defecto, que se concede gratis a todo el mundo y que es consumida de una forma masiva por quienes no tienen acceso a otras fuentes de formación.

Se trata de una mutación. De algo que nos concierne a todos, nadie está excluido. […] No de un ligero cambio, ni de una degeneración inexplicable, ni de una enfermedad misteriosa: es una mutación […] La elección de un hábitat mental distintivo y salvífico.

[Una mutación que] se sustenta en dos pilares fundamentales: una idea distinta respecto a qué es experiencia, y un emplazamiento distinto del sentido en el tejido de la existencia. [….] [ y como consecuencia] la superficie en vez de la profundidad, la velocidad en vez de la reflexión, las secuencias en vez del análisis, el surf en vez de la profundidad, la comunicación en vez de la expresión, el multitasking en vez de la especialización, el placer en vez del esfuerzo …. La brusca laicización de cualquier clase de gesto, el ataque frontal a la sacralidad del alma, sea lo que sea lo que ésta signifique.»